ENVIADO POR DIEGO DE VILLAROEL
La llamada "lengua de los pájaros" o lengua original, se habló en toda la Tierra a partir de Adán hasta que los hombres al descarriarse y no obedecer las leyes divinas y naturales, lo perdieron definitivamente, según la Biblia, en el momento de la construcción de la Torre de Babel.
Según las más antiguas tradiciones, lo entendían los iniciadores de origen celeste o terrestre. Es el lenguaje de Dios, dice el Corán. La poseían los sumos sacerdotes egipcios, lo mismo que los brujos-chamanes y personajes tan distintos entre sí como el dios egipcio Thot, de cabeza de ibis, inventor de la escritura y que consiguió las fórmulas de la inmortalidad; el rey Salomón, a quien siempre acompañaba su preciosa abubilla, que lo guiaba y lo protegía; el emperador de China Yu el Grande, Jesús que la enseñó a sus apóstoles. Sigurd, el héroe de las mitologías escandinavas y germánicas, o Sigfrido de la epopeya de los Nibelungos, y el bueno de San Francisco de Asís, que caminó por las olas, trocó el agua en vino, curó a los enfermos y resucitó a los muertos.
Sólo los sabios, los Iniciados, conservarían ese lenguaje, que permaneció como el de los dioses. Así mismo, cuando deseaban enviar un mensaje, elegían naturalmente a las aves o sus atributos, las alas, para señalarlo y comunicarlo. Las aves, escribe Eurípides, se convirtieron en los "mensajeros de los dioses".
Cada vez más, el lenguaje de las aves da la clave del conocimiento de las grandes leyes de la naturaleza, la cual abre las puertas de la iniciación espiritual, adivinatoria y científica, permitiendo alcanzar enormes poderes.
Entre los griegos la pitia no profetizaba al azar sobre las hendiduras o grietas y en los vapores de las simas. Esto oculta una verdad científica, que poseían los brujos-chamanes hace 17 ó 18.000 años y que se perpetúa entre los iniciados de las más antiguas civilizaciones. Moisés instruido por los sumos sacerdotes de Egipto, se benefició de su ciencia, lo cual le permitió realizar los milagros mencionados en la Biblia.
Desde el huevo cósmico de la Creación, pasando por los diluvios (en los que el ánade, el cuervo, y la paloma anuncian el fin de la catástrofe), hasta el símbolo esencial de la inmortalidad del alma y su materialización en alma-ave, con su presencia, indica un mensaje oculto.
Así pues, entender el lenguaje de las aves abre la puerta de todos los conocimientos. Para Mircea Elíade es, en cualquier parte del mundo, captar "los secretos de la Naturaleza y, partiendo de ello, ser capaz de profetizar... Aprender su lenguaje, imitar sus voces, equivale a poder comunicarse con el más allá y con los dioses"
(Las Aves Mensajeras de los Dioses. Christine Dequerlor)
jueves, diciembre 13, 2007
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