El general Weyler inauguró en Cuba los campos de concentración. Intentaba separar la población civil de los insurgentes revolucionarios cubanos para romper la alianza entre los guerrilleros libertadores y el pueblo. España llegó a tener 250,000 hombres en la bella Isla de la Libertad. La correlación de fuerzas entre el ejército al servicio de la opresión y las fuerzas rebeldes que luchaban por la construcción de la República de Cuba, era realmente desmesurado en favor de los opresores. Sin embargo, la poderosa España no podía con la Cuba Revolucionaria Martiana. Canovas del Castillo que presidía el gobierno español por aquellos tiempos sabía la verdad de lo que estaba sucediendo en el teatro de guerra. Y por esta razón, cuando recibió una comunicación de Weyler en la que el sanguinario general le decía: Manden más, que estamos ganando. Cánovas lanzó el papel del mensaje al suelo y expresó: Ni aunque resucite Julio César mandó una peseta más para Weyler.
Hoy se repite la historia. La contrarevolución cubana-americana de Miami, ha perdido definitivamente . Pero sigue pidiendo dinero a los americanos para su proyecto de restaurar el capitalismo dependiente de Washington en Cuba. Ahora el poder estadounidense le ha concedido a estas fuerzas restauradoras 80 millones de dólares. Pues, los cabecillas miamenses volvieron a repetir como Weyler ayer: Manden más que estamos ganando. Sólo que esta vez no hay guerra porque estos guerreros de la oscuridad dicen que los americanos no los autorizan a hacerle la guerra a su pueblo que vive a 90 millas. Como si el poder norteamericano de la época de Martí lo hubiera autorizado a hacer la guerra necesaria. Así que los americanos les dan 80 millones para una guerra blanda, pero no le autorizan la guerra dura que es la que ellos quieren por su condición de" DUROS". De cualquier manera, esos 80 millones también sirven para fortalecer el aparato electoral republicano del sur de la Florida.
No obstante, algún día, el gran pueblo norteamericano que es el que paga las cuentas con sus contribuciones, dirá con enojo algo parecido a lo expresado por Cánovas: Ni aunque resucite Julio César y vaya a tomar café al Versalles, permito que se le mande más dinero de mi bolsillo a los generales logorreicos y microfoneros de la calle8.
Yndamiro Restano
jueves, agosto 02, 2007
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