LUCIANO PAVAROTTI

DE: DIEGO DE VILLAROEL
Hola a todos,

Hace algunos días estuve leyendo algunos artículos sobre Luciano Pavarotti que me llenaron de indignación. No pensaba decir nada, no merece la pena; pero acabo de pasar delante de la fotografía que me dedicó en el año 92 después de la representación de "Un ballo in maschera" en La Bastilla de París, cuando pasé toda una noche en la cola para conseguir los boletos, y he decidido salir al paso de todas esas pelotudeces que se han dicho, y que tan sólo se quedan en lo anecdótico y trivial sin entrar en la verdadera dimensión del cantante : que si llevaba amuletos, que si entraba en el escenario con la pierna izquierda, que si llevaba fazoletto, etc... Total, nada que diga de verdad quién fue de verdad Pavarotti : un cantante de ópera, tenor lírico puro, con un timbre bello, luminoso e impresionante que llegaba hasta el último rincón de los grandes escenarios. También he visto que lo comparan con otros tenores de su tiempo, cuando es algo que no tiene ninguna comparación, ya que cada tenor tiene sus características vocales y cada uno es, para bien o para mal, único. Quedará para el recuerdo de los últimos 40 años que Pavarotti fue el mejor Rodolfo, el mejor Riccardo y el mejor Enzo.He leído también que Pavarotti no sabía leer una partitura... A mí me da exactamente igual. ¡Qué suerte! ¿no? qué genialidad : expresar tanta belleza sin saber cuándo era "La" o cuál era el "Do sostenido". Quizá sea por eso mismo, por no saber leer música, que lo solicitaban los más grandes directores de orquesta, como Karajan, Abbado, Mutti, Solti, Mehta, etc... Ha estado en la cumbre de la ópera y en los mejores teatros desde los 60's. Digo yo que ese gran repertorio no se aprenderá sólo de "oreja" ¿No?.Para concluir, Pavarotti no era sólo el ídolo de masas que llenaba estadios y que es ahí donde hay que recordarle, el verdadero aficionado a la ópera sabe que es en el teatro, donde brillaba con luz propia. Algunos hemos tenido la suerte de verle en vivo y en directo, quedan sus grabaciones. No caigamos en el error de quedarnos sólo con la tontera.

Saludos,

Diego