Tener, mantener y desarrollar la confianza en el pueblo
domingo, 23 de septiembre de 2007
Por Félix Sautié MederosComo nunca antes es fundamental mantener y desarrollar la confianza en el pueblo. Esto es decisivo en el complejo momento que estamos atravesando en la Cuba contemporánea, en donde se mueven las fuerzas y atracciones del pasado, el inmovilismo, así como muchas certezas absolutas y triunfalistas.
Cada día que pasa es más evidente la necesidad de lograr un movimiento y un desarrollo hacia delante que haga renacer las esperanzas marchitadas y que nos enrumbe hacia un futuro de soluciones, creatividad y vida que nos permita salir de los estancamientos, las dobles morales, las dobleces y los escapismos, que nos mantienen detenidos en el tiempo; y, en el mejor de los casos, a la espera de que lleguen momentos, circunstancias y coyunturas en que suceda algo extraordinario e independiente de nuestra voluntad que pueda desencadenar los cambios y las soluciones que tanto se necesitan y que añora la población. En estas circunstancias, se manifiesta entre algunas personas un gran escepticismo al respecto de que esto pueda ser alcanzado e incluso, también, hay quienes plantean que no vale la pena decir las cosas con claridad porque en definitiva no le van a hacer caso y todo a la larga va a seguir igual.Yo pienso que a estas tendencias paralizantes hay que salirle al paso, porque la esperanza nunca debería perderse por muy complejos que puedan ser los problemas y muy lejanas que se vean las soluciones. En la vida hay que mantener en todo momento una actitud positiva y de lucha, porque en definitiva eso es un componente esencial de la existencia, la lucha por sobrevivir, la lucha contra las enfermedades, la lucha por el desarrollo, la lucha por la justicia y la lucha por el futuro.Por otra parte, hay que decir al respecto de algunas de las causas fundamentales que alimentan a estas tendencias paralizantes de que hablo, que también la confianza en el pueblo no sólo debe manifestarse con declaraciones y consignas al respecto, sino que debe hacerse realidad con hechos concretos y consecuentes con las palabras. Ese concepto de confianza en el pueblo, en mi criterio, tiene una expresión positiva en el discurso de Raúl el 26 de julio del 2007, pronunciado en la ciudad de Camagüey y en el proceso de debate que actualmente se está llevando a cabo en la base de la sociedad, lo que en estos momentos en que los problemas y las preocupaciones nos abruman, constituye una posibilidad de esperanza que no deberíamos dejar pasar por ningún motivo. En mi opinión, hay que participar activamente en los debates que se están realizando sin pesimismo y con firmeza de criterios para decirlo todo.Hay quienes esperan por los proyectos y proposiciones que vengan de arriba y expresan que lo más importante es confiar en lo que venga de arriba; debo decirles que personalmente he escuchado estos criterios en múltiples oportunidades incluso en medio de los actuales debates. Es cierto que resulta importante tener muy en cuenta lo que desde la vanguardia se plantee, también es cierto que hace falta tener confianza en la vanguardia; pero eso no implica renunciar al criterio propio, al pensamiento creador, a plantear con franqueza todo lo que está mal hecho, todo lo que hay que cambiar. Pero considero muy necesario que, como correcta retroalimentación con la confianza que se dispensa a las instancias superiores de dirección, se debe exigir a esas instancias que manifiesten objetivamente su confianza en la población.El ideal de lograr un sistema cuyos timones de mando sean operados por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo, tiene como premisas esenciales la confianza en ese pueblo y la de alcanzar la correspondencia entre los grandes intereses sociales de la nación y de la humanidad en general, con los justos intereses personales y familiares que de ser subestimados, desestimados o subsumidos dentro de conceptos más amplios, provocan en definitiva el desencanto y el cansancio de las personas que no se encuentran reflejadas en lo individual y familiar dentro de las grandes consignas, los grandes objetivos y las ideas de las cuales se les habla repetidamente en las que incluso pueden estar de acuerdo. Más aún, debe tenerse especial cuidado en tomar muy en consideración a las personas de a pie que no forman parte de ninguna estructura política y que cotidianamente aportan sus esfuerzos a la sociedad en la medida de sus posibilidades, así como los que por su edad o por diversos problemas sociales dependen de la seguridad social y que nunca deberían sentirse excluidos de aportar sus criterios, propuestas de soluciones e incluso críticas a todo lo que consideren que está mal hecho, mal planteado o que se ha desviado de sus objetivos específicos.Este es un asunto al que se refiere con toda amplitud el Che en su conocido artículo "El Socialismo y el Hombre en Cuba", al cual en mi criterio tendríamos que estar refiriéndonos durante todo este tiempo como un punto de partida importante. El Che en su artículo habla de que la vanguardia y la masa en el Socialismo deben vibrar al unísono. Dice que "esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas" Para completar adecuadamente la concepción de la cual parte Che en sus consideraciones al respecto, es necesario citar también la definición que plantea él sobre la masa que conforma al pueblo cuando expresa que: "Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño".Aquí hay un problema esencial: la correspondencia de vibrar al unísono se funda en la confianza y la confianza surge de la atención efectiva de los intereses de la población tanto los colectivos como los individuales en específico, porque dentro de los intereses de la población lo crucial constituye la comprensión de sus anhelos y necesidades cotidianas. En este sentido, no se debería plantear una dicotomía entre lo específico y lo general y en cambio desarrollar una adecuada coordinación entre los intereses personales y los grandes intereses generales. Ambos grupos de intereses deben tener una concordancia objetiva y subjetiva.Es en la solución de este complejo problema en donde resulta decisivo tomar muy en consideración el planteamiento de Che, sobre que la masa constituye un ente multifacético que nunca debe ser reducido a una misma categoría, ni considerarlo un manso rebaño de ovejas, que puede ser tratado como tal y con una actitud paternalista de mayor a menor, porque entonces se generan las más diversas reacciones de desencanto y desentendimiento.Deberíamos distanciarnos completamente del concepto dualista propio de las viejas ideas escolásticas que establecían una barrera y un enfrentamiento permanente entre el alma y el cuerpo, en que muchos fuimos educados y/o influidos dentro de la moral en boga de las sociedades del pasado, que predicaba una lucha implacable por el dominio del cuerpo y de sus necesidades materiales así como de expansión espiritual. Estas concepciones dualistas han mantenido reminiscencias muy importantes en la nueva sociedad que ha estado surgiendo.Existe, en cambio, una concepción monista que plantea a la persona como un todo complejo, un ente multifacético, al decir del Che, en el que se conjugan sus necesidades espirituales y materiales en una sola unidad. Este ente complejo es libre por esencia fundamental, con capacidad de pensamiento que razona por sí mismo a partir de la libertad de conciencia y de expresión que le es inherente en su condición de ser humano y nunca debería menospreciarse, ni tenerle miedo alguno a su manifestación más plena. Además, por otra parte, nunca en nuestra condición de seres humanos deberíamos ahogar nuestras esencias básicas al respecto en una actitud conformista y desesperanzada. Las esperanzas y el espíritu de lucha nunca se deberían perder.E-Mail: fsautie@yahoo.com Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario